Que ocurre a menudo, cuando todo parece que va a terminar, siempre hay alguien que siente que empieza.Qué gran insatisfacción. Apenas empezaba a sentir ahora y el otro lo llevo al fin, sin dejarle llegar al placer.
“Solo los fuertes sobreviven”. El sexo una batalla en el que solo aquellos que sienten cada vez más placer, más ganas de seguir, solo aquellos son los que de verdad disfrutan. Aquellos que los minutos son como meros segundos sin importancia, aquellos que tienen el don de no cansarse, de experimentar y volver el sexo como un juego atractivo y sensual, en cualquier lugar y circunstancias.
Algo con el que premiar a su pareja, algo con el que castigar. El sexo es un juego peligroso, en el que una vez entras, ya no puedes salir nunca. Adictivo y venenoso como la cola de un escorpión.
Los fuertes deben buscar grandes oponentes sexuales, alguien que aguante ese ritmo que llevan dentro de la piel, alguien con las mismas ganas de experimentar y de jugar. No vale un simple “bien” para aquellos, ellos quien un “perfecto”, un “sin palabras”, quieren sentir, sentir y experimentar. No tienen fin, y su acompañante debe ser igual o al menos tener su mismo nivel. Cuando uno empieza a sentir, empieza a disfrutar, lo que menos espera es que su acompañante haya llegado al final para él, satisfactoriamente, no, eso no puede ser. Debe aguantar hasta el final de ella, no se puede abandonar el barco en la primera isla que se ve, se debe terminar todo el crucero y bajarse al final. Aguantar todo el viaje con sus idas y venidas….Eso es lo que busca un amante del sexo, alguien que sepa aguantar hasta el final del trayecto, alguien que le sorprenda en ese ámbito tan ambicioso, en ese terreno tan atractivo.
Una de las frases que más odia oír es “Ya está bien por hoy, con uno basta. Mañana seguimos”. No, nunca le digas eso a un amante , ni nada parecido. Cómo bien se menciono antes, el crucero debe llegar al final y los pasajeros deben aguantar el viaje… Solo así los dos terminarán.
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