Dicen que en el amor no importa la distancia, que tampoco importa la edad...pero todos sabemos que eso es mentira, que es una de las cosas que nos marcan para decidir si queremos o no esa relación. Es lo que en verdad guía nuestros pasos. Puede ser que al principio no le demos esta importancia que merece porque notamos que nuestro corazón salta al verle, al notar su tacto, pero cuando se va, nos vamos con él. Y nuestros miedos se apoderan de nosotros, nuestra mente decide que lo mejor es no seguir más allá de lo que ya pasó. No vale la pena, no hay necesidad de sufrir. Tal vez allá tenga a alguien y no se sepa, tal vez solo quería pasar un rato de diversión cuando estuvo aquí y no se sabe, todo es una bola de dudas, de inseguridades. Tal vez le hacia gozo estar con alguien más mayor, quien sabe, hay cada bicho raro por ahí...
No podría dejar romper esos principios, son tantos los problemas que causan la distancia, la diferencia de edad... él va a querer algo que yo no le voy a porder dar o tal vez viceversa, quien sabe. Pero aún siendo tan orgullosa y tenaz temo que él sea capaz de destrozar todas esas barreras que yo misma puse para no sufrir, para no dar lo que quiero, para no recibir lo que deseo. Temo que sea capaz...
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